Tenia todas las intenciones de postear esto antes de que finalice el maldito día del niño, pero realmente... mis fuerzas no me lo permitieron.
Voy a describir lo que significó el día del niño, para mi, este año:
Domingo, 8:20 de la mañana, encontrándonos todos los animadores para que una combi escolar nos lleve hasta Garín. Parecía que nos ibamos de pic nic: habíamos coordinado para llevar mate, galletitas, etc...
Eramos catorce personas, en una combi que usualmente transporta niños que no superan el metro de altura... es decir, que viajamos tipo sardina poniendo nuestras extremidades en donde hubiese un huequito vacío... porque sentadas de manera normal, NO ENTRABAMOS.
Después de viajar con un conductor bastante antipático, de traspasar bancos de niebla, de hacer la parabólica humana... llegamos al predio donde se realizaría el festejo para el sindicato de camioneros de zona norte, organizado por Moyano.
Nos reunimos en un sector, donde nos explicó la persona que organizó el evento como sería la dinámica del mismo (nuestra labor consistiría sencillamente en ser patova de los juegos durante siete horas: controlar que los niños no roben ni rompan ninguno... ah si, y en lo posible evitar que los niños tampoco se lastimen).
Pero antes que eso, nos pidió si algunos no le hacíamos el aguante y nos descruzábamos por un ratito de personajes para recepcionar a los niños... (lo acordado era, que como máximo una hora). La gente que habíamos llevado nosotras, fue la primera en ofrecerse, con mi socia y yo a la cabeza... (Que l gente que habíamos llevado como "Staff de nuestra empresa" eran nuestras amigotas de la vida, vale aclararlo)
Así ue como nos convertimos en La pantera Rosa, Tyron, Pablo, Barney y Mickey.
Los trajes... simplemente dejaban TODO que desear... eran un espanto.
Con mi socia estábamos anonadadas de lo felices que estaban nuestras amigas disfrazandose... no lo podíamos creer... Era una verdadera locura ver que mis amigas de pronto eran felices siendo tyron y la pantera rosa...
Salimos del baño los 5 personajes de la mano, con un ataque de risa...
La primer parte se pasó de manera simpática: interactuábamos con los niños efusivamente, hacíamos trencitos, bailábamos, etc...
Pero cuando empezó a acercarse la hora de sacar el traje y don castillo inflable (Quien nos contrató y organizó el evento) no venía a buscarnos... nos... me empecé a fastidiar un poco. Vino, y dijo que tres se vayan a sacar el disfraz, y que dos se quedaran haciendo el aguante un ratito más...
Ataque de furia.... pelotudo!!! porque no te venís vos a poner la cabeza inmunda de este bicho, que te morís de calor, no ves un carajo y te sentís un pelotudo????
Por supuesto, nos quedamos mi socia y yo comiéndonos el garrón... UNA HORA MÁS.
Después de sacarnos el traje de mierda, vino la hora del almuerzo. Debajo de un tinglado preparaban las hamburguesas, donde la gente hacía eternas colas...
Nosotros, pasábamos por el costado y nos servían inmediatamente cual reyes, por estar trabajando por ellos.
Realmente algo que me dejó impresionada, fue la amabilidad y la preocupación de la gente del sindicato por nosotros, para que estuvieramos cómodos y que no nos faltara nada...
Cada dos segundos pasaban por nuestros puestos, trayendonos botellas de gaseosa y preguntándonos: "compañera, esta todo bien? necesita algo? cualquier problema por favor avisenos".
Sinceramente nunca me atendieron tanto y tan bien en un evento.
La cosa es... que las horas no pasaban más. Nosotras no hacíamos nada. Nada de nada. Solo caminar y mirar que los niños jugaran incansablemente con los juegos una y otra vez... eternamente.
Nunca sentí tantos deseos de animar... Hacía mucho que no me aburría tanto. Las horas eran un chicle... no había manera de que pasaran rápido.
A todo esto, de fondo, cumbias espantosas, que nunca había escuchado en mi vida... Y cada tanto, todo se detenía para los sorteos de millones de bicicletas que se hacían en el escenario, donde un conductor paupérrimo lo único que repetía sin parar era "con alegría" (metía esas dos palabras en cada oración que decía, antes o después... pero la frase siempre estaba).
Terminó el evento, y la mini combi nos trajo de vuelta a casa. El primer tramo si veníamos caminando, llegábamos más rápido... todo por un choque en panamericana que nos mantuvo parados durante cuarenta minutos.
El conductor antipático, se convirtió directamente en una persona desagradable y mala onda.
Nos volvimos en colectivo, peleándonos con la gente que volvía de festejar un día, que para nosotras era el día más tortuoso del año.
Después de una hora de viaje, y de una charla con una abuela sobre sus dolores de rodilla... llegué a mi hogar... agotada, y con un dolor en las piernas que me dura hasta hoy.
MENOS MAL QUE EL DÍA DEL NIÑO ES UNA SOLA VEZ AL AÑO!!!
lunes, 9 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario